Ya estamos en otoño: en algunas partes de la geografía ya estáis de lleno en esta época anaranjada; en otras, aún lidiáis con las contradicciones térmicas. Pero sin duda algo común en esta época, independientemente de la zona, es la añoranza de dejar atrás la estación del descanso, el tan deseado verano. Septiembre supone una pequeña cuesta arriba, pero seguimos aferrándonos al calor y a intentar alargar el verano. Pero ya metidos en octubre, cuando empieza a escasear la luz y el calor, provoca que de manera general afrontemos este mes con una sensación de desgana o incluso apatía.
No queremos ponernos en estado negativo. Son también cosas positivas las que nos encontramos en octubre. Y más cuando nos hemos lanzado a vivir una experiencia de aprendizaje intercultural. Octubre en AFS es el mes en el que, a través de las orientaciones de locales que se celebran en todo el mundo para los estudiantes, hacemos una primera toma de contacto con la realidad y la magnitud del programa. Tanto las familias anfitrionas como los estudiantes de recepción llevan algunas semanas de convivencia y es el momento de darle la forma adecuada a todo lo que en ese tiempo pueda surgir. Si la experiencia AFS fuera un camino llano, asfaltado, por el que poder caminar incluso con los ojos cerrados, octubre es el mes en el que en ese camino empiezan a aparecer los baches en el asfalto, alguna que otra piedra como obstáculo, algún cambio de rasante e incluso un poco de niebla. Pero en el camino de AFS no vale con sortear los socavones y dejarlos pasar, sino que nos obliga a extremar la precaución y prestar más atención a los que puedan surgir a lo largo del trayecto.
Y hablando de trayectos y de octubre, este mes es también un mes muy adecuado para pasear. La naturaleza nos ofrece un espectáculo de colores, nos ofrece espacios donde contemplar el efecto que esta estación causa en los árboles. Por eso, aunque el trayecto pueda estar lleno de adversidades siempre va a haber elementos de los que disfrutar.
Raúl Fornet-Betancourt (1946) es un filósofo cubano que afirma que “transitar por el espacio intercultural no es sencillo”. Y en AFS estamos completamente de acuerdo y sabemos que vosotras, familias AFS, tanto de envío como de recepción es algo de lo que os estáis dando cuenta. La interculturalidad, como dice Betancourt, no es simplemente “un diálogo entre culturas o tradiciones; sino una postura o una disposición”. Por eso desde AFS destacamos que para sortear esas adversidades que nos encontramos en el camino, hay que poner empeño, es la disposición de la que habla Betancourt. Esa disposición la define el cubano como “una actitud del ser humano que se dispone a vivir ‘sus’ referencias de identidad en relación con los ‘otros’. Se trata de una actitud que abre al ser humano hacia un proceso de reaprendizaje y de reubicación cultural y contextual.”
Ese reaprendizaje lo adquirimos gracias a los baches por ese paseo por tierra de nadie, que supone un trayecto intercultural: un terreno en el que solemos caer en la propia tradición, en la propia lengua, en la propia cultura si no tenemos en cuenta a los demás. Esa interculturalidad se consigue comprendiendo que el trayecto es compartido y es lo que, sorteando los obstáculos, nos enriquece.
En este punto, mamás y papás AFS, queremos aprovechar para preguntaros cómo va vuestro trayecto intercultural. Cuáles son los baches que habéis sorteado y los aprendizajes que os van dejando.
En nuestro caso y como familia de envio todo está saliendo mejor de lo esperado.
Nuestra hija está saltando los poquitos obstáculos que se ha ido encontrando y lo mejor es que sabe enfocarlo de una forma positiva. Eso es muy importante.
Eso, y que si ell@s mism@s no saben solucionar un problema, tengan la confianza y valentia suficiente de pedir ayuda a su familia amfitriona.
P.D. : en general, son más autosuficientes de lo que ell@s mism@s piensan.
Saludos!
Ángela.