Floración intercultural

En el hemisferio norte, conocemos bien al mes de abril gracias a nuestro refranero. Especialmente en lo que se refiere a la climatología. Abril es el mes que nos saca de ese oscuro letargo meteorológico que comienza en noviembre. Por lo tanto, nuestro nivel de energía comienza a cambiar.

No vamos a hablar de la producción de serotonina a causa del aumento de luz, ni de la secreción de feromonas, oxitocina ni dopamina, que aumenta en esta época del año. Pero de lo que sí vamos a hablar es de algo en lo que influyen, además de manera positiva, todas estas sustancias químicas: el estado de ánimo.

La importancia de sentirnos bien

A pesar de que el refranero popular de índole climática nos recuerde que en abril aguas mil, nos enfrentamos a este mes con un estado de ánimo más positivo. Está claro que abril es un mes donde nos empezamos a sentir más alegres, más optimistas (teniendo en cuenta, por supuesto, la situación mundial que estamos atravesando). Y eso, seguro que es algo que notáis como familia anfitriona.

Ya han pasado lo que podemos definir como esos meses oscuros de adaptación. Esos meses en los que entre familia y estudiante prima la incertidumbre, el qué estará pensando, qué pasará si hago esto o digo lo otro. Esas hojas llenas de duda, y casi de preocupación, comienzan a caer del árbol de la convivencia. Y de pronto llega abril. Sin darnos cuenta, la luz nos deslumbra y una nueva rutina empieza a florecer. Una rutina nutrida por el conocimiento mutuo, el entendimiento entre las dos partes y lo que es más importante: gracias al abono del cariño y el respeto.

En AFS conocemos muy bien esto, después de casi 70 años de programas de aprendizaje intercultural en todo el mundo. Por eso, como parte del proceso de adaptación entre familias y estudiantes, en estos meses de carácter vernal tiene lugar la que (muy apropiadamente) llamamos orientación de primavera: queremos que las familias y cada estudiante tengáis un espacio en el que absorber nuevos nutrientes que a su vez repercutan en una floración intercultural.

Nutrientes necesarios para el desarrollo de la experiencia de recepción

Sin embargo, también tenemos la certeza de que a lo largo de todos estos meses habéis ido adquiriendo nuevos nutrientes por vuestra cuenta como familias anfitrionas. Y que vuestro sustrato, esa superficie en la que se basa y se desarrolla esta experiencia, se ha ido enriqueciendo. Eso es, al fin y al cabo, lo que contribuye al crecimiento.

Entonces, siendo testigos de un proceso tan bonito como es la floración, o como es el entendimiento entre personas de diferentes culturas, ¿cómo no vamos a tener un estado de ánimo positivo? 🙂

Abril es un mes también en el que la campaña de búsqueda de familias anfitrionas por parte de AFS se encuentra en pleno auge. Somos conscientes de las dudas que surgen a la hora de sembrar la semilla de la interculturalidad en la maceta que es nuestro hogar. Por eso, con la entrada de hoy en este blog, queremos poner de manifiesto la naturalidad y facilidad con la que esas dudas, esa incertidumbre y ese desconocimiento cuando nos embarcamos en el programa de familia anfitriona acaban dando paso al aprecio y a la comprensión entre personas diferentes. Animemos a más familias a sumarse a la comunidad de familias globales y vivir este proceso de floración intercultural en su propia casa. Solamente necesitamos tiempo, algunos nutrientes en forma de paciencia, cariño y respeto. Y un poquito de sol. 🙂

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